Sobre mi

Soy Asteroidea, un alma vieja en un cuerpo algo más joven. Tengo 35 años, estoy casada y acabo de fracasar en mi primera FIV. Me he dado cuenta que necesito desenmarañar el caos que hay en mi cabeza y poder ventilar mis angustias desde el anonimato que ofrece un blog.

He tenido una vida bastante difícil, y lo digo desde un punto de vista totalmente objetivo. Ha sido un gran montón de basura que me he tenido que tragar. Y lo que hecho, aunque no siempre con una sonrisa en la cara.

Pero las cosas han cambiado. Hay tantas cosas que quiero enseñarle al mundo… No quiero que se me queden en el tintero, que se pierdan. Lecciones, vivencias, experiencias. Mejor compartirlas, y si alguien les puede sacar provecho, ¡pues yo que me alegro!

 ¿Porqué me llamo Asteroidea?

Estrella y Caballito de mar, es la «traducción» del nombre de este blog. Si, lo se. Asteroidea e Hipocampo suena pomposo, pero es que «Estrella de mar y Caballito de mar» suena a blog de niñata quinceañera , por lo menos de las de mi época. Hoy sería algo como » lA eSHtrëLlytah ZalÁ y 3l kÄbAyo MâRIn3rooo».

Me gustan las estrellas de mar por una sencilla razón: tiene la capacidad de regenerar brazos dañados o perdidos. Vamos, que aunque estén hechas un ñapo, vuelven a ser ellas. Vaaaale, no tienen cerebro, pero tampoco vamos a pedirles que resuelvan un sudoku 🙂

Estoy enamorada de los caballitos de mar porque son de los pocos machos que llevan a cabo el embrazo. Son ellos los que guardan en su abdomen los huevos fecundados y los protegen hasta que eclosionan los pequeños caballitos. Siempre me gustó la idea de encontrar una pareja que fuera eso, un caballito de mar, alguien que llegado el momento fuera capaz de llevar encima tanto peso como yo.

Estas son los motivos por los que me considero una estrella de mar, por mi capacidad para superar circunstancias adversas. Y por la misma razón considero a mi marido un caballito de mar, por su capacidad de tomar las riendas cuando yo no puedo.

Yo soy Asteroidea, una chica mujer de 35 años que aprendió muy joven que los cuentos de hadas son eso, cuentos. Soy tozuda, mandona, lista y listilla, lógica, luchadora y algo muy soberbia. Aprendí pronto que cada día es una batalla, y que la guerra no acabará nunca. Y me acostumbré a luchar sola. Hasta que hace 3 años llegó Hipocampo.

Hipocampo es un genio de 32 años, alto y patoso, que me demostró que entre dos es mas fácil llegar al final del día. No creáis que exagero cuando digo que es un genio: lo es. Y cómo todos los genios, tiene esa adorable capacidad de ver el mundo desde su propia lógica, cosa que algunas veces puede llegar a darte ganas de arrancarle la cabeza ser desesperante.

La única explicación que puedo encontrar al hecho de que nos conociéramos es (coged aire) que se alinearon los planetas mientras varias realidades paralelas convergían en una anomalía temporal.  Y esta es la explicación mas lógica que puedo daros XD. Somos totalmente opuestos: él de números, yo de letras; él es la tranquilidad hecha persona, yo soy un nervio de pies a cabeza; él es extremadamente optimista, yo soy objetivamente pesimista; a él le gusta la bicicleta estática, yo soy estática; él creció con el amor de una familia maravillosa, yo simplemente crecí .

Puede parecer sorprendente que dos personas tan distintas tengan un proyecto vital en común, pero puedo aseguraros que encajamos perfectamente, que cada uno complementa las limitaciones del otro y potencia sus virtudes.

Algún día conseguiré, de una forma u otra, demostrarle a mi caballito despistado lo grande que es para mi, y como me hizo recuperar la esperanza. Si este blog sigue adelante, en algún momento le hablaré a Hipocampo de él, y si llega a pasarse por aquí, entenderéis que quiero decir.